jueves, 31 de marzo de 2011

La imprudencia de Helios y Faetón

Faetón, uno de los hijos de Helios, había llegado a la adolescencia sin que se le hubiera revelado la identidad de su padre. Cuando, finalmente lo descubrio, el dios, sintiendose culpable por haberlo tenido apartado de él tanto tiempo, le prometió imprudentemente que le concedería lo que le pidiera. Inesperadamente, Faetón le pidió que le dejara conducir el carro que llevaba la luz solar cada día sobre la tierra.
Los intentos de Helios para que su hijo renunciara a su petición fueron inútiles y, al final, tuvo que cumplir su palabra. Al principio todo parecía ir bien, pero los caballos, al darse cuenta del cambio, se desbocaron y abandonaron la ruta que recorrían desde tiempos inmemorables. Tan pronto ascendían a enormes alturas como se acercaban peligrosamente a la superficie de la tierra, mientras el aterrorizado Faetón asistía, impotente, a esa terrible carrera. Según la leyenda, grandes áreas fueron arrasadas por esa catástrofe de fuego y destrucción. Así explicaban los antiguos la formación del gran desierto del norte de África.
Pero antes de que toda la vida sobre la tierra fuera destruida, Zeus, con su rayo derribó el carro y el tripulante, apartando los alados caballos y la esfera de fuego de la superficie terrestre. De acuerdo con la leyenda, hubo un día sin sol hasta que la situación se normalizó, mientras Faetón fulminado por el rayo de Zeus, recibió honras fúnebres por parte de las ninfas del rio Eridano y por parte de sus hermanas, las Helíades.  

miércoles, 30 de marzo de 2011

Gorgona Medusa

Medusa era la única mortal de las tres Gorgonas, hijas de divinidades marinas con manos de bronce, alas de oro y serpientes en lugar de cabellos. Era un ser terrorífico que petrificaba con sus ojos a todo aquel que se atreviera a mirarla.
Otras tradiciones nos cuentan que Medusa era una joven de cabellera bellísima, que acabó con tan terrible aspecto por compararse con la diosa Atenea, o por haber sido seducida por Poseidón en el templo de esta diosa.
Las imágenes que podemos observar de Medusa atienden a estas dos versiones; aunque en la mayoría de los casos aparece la cabeza ya separada del cuerpo, hazaña del héroe Perseo.
Perseo consiguió vencer a Medusa ayudado por los dioses Atenea y Hermes, que le proporcionaron unas sandalias aladas, un casco ( que volvía imvisible al que lo llevara), una espada, un escudo brillante como un espejo y una especie de zurrón, donde guardar la cabeza cercenada para evitar su mirada, capaz de petrificar con sus ojos incluso después de muerta. De la unión con Poseidón había nacido Equidna, otro ser monstruoso, y, en el momento de ser decapitada, nacieron Pegaso, el caballo alado, y Crisaor.
La imagen de Medusa se utilizó durante mucho tiempo como amuleto contra el mal de ojo y en arquitectura sirvió como elemento decorativo o incluso como protección contra el mal. Pintores como Leonardo da Vinci o Caravaggio han retratado a Medusa como una mujer bella y terrible a la vez, la imagen del horror y del sufrimiento. Desde autores latinos, como Ovidio, hasta Dante o Goethe han tratado el tema de la Gorgona casi siempre como figura del mundo de los infiernos; ya en pleno siglo XX, el poeta Pieter van Eyck presentó a Medusa como la víctima de una diosa enfurecida injustamente.